miércoles, 4 de abril de 2007

Día Tres

Queridos/as y no tan queridos/as lectores/as :/as


Primero que todo quiero disculparme por la falta de actualizaciones del Bird, las cuales se debieron directamente a problemas legales. Sí señoras y señores, el Bird es ilegal. ¿Por qué?, por derechos de autor. Y es que todos se creen dueños de este peculiar personaje. No hace mucho, un tal "Felipe Mikin" (¿Quién es ese?), levantó cargos contra mi persona debido a "plagio" y "robo de identidad" hacia lo que él dice ser su hijo "Bird". A lo que yo respondí: Señor, usted se puede ir a la concha de su madre, y hasta ahí no más llegó mi defensa.
Bueno, el punto es que ahora estoy preso, pero igual sigo escribiendo en donde pueda dentro de la celda. Pero no se pre-ocupen, porque un amigo de por ahí me hará los contactos e irá subiendo los capítulos al blog por mí.
De todas formas quedan advertidos, si por casualidad llegan a encontrarse con este tipo (Felipe Mikin) por la calle, por favor tírenle piedras. Eso sí, cuidado, porque a veces se convierte en un "shansho" volador con alas que desaparece por los cielos para luego aparecer todo rayado en los conciertos de Roger Waters.
Segundo que todo, lo primero sería lo único.

Saludos a todos los lectores y lectoras y a los que no se identifiquen con ninguna de las anteriores.


El Autor.
(Este mensaje no se autodestruirá en 15 segundos)


...Sigamos con la historia...


El taller de mi hermano solía ser un tema tabú dentro de mi familia. Estaba totalmente prohibido hablar de él. Mis tíos nunca habían aceptado la condición científica de mi hermano Uno, decían que desafiaba el poder del Gran Halcón Divino, el todopoderoso. Mi hermano, por su parte, se defendía con argumentos no menores, decía que lo suyo era más bien un don del mismo Halcón Divino, que él lo inspiraba desde los cielos. Herejía, decía mi tío.
Yo nunca me metí en esas discusiones, sólo me limitaba a escuchar. A decir verdad, siempre apoyé más a Uno que a mis tíos, me parecía que cualquier cosa que pudiera decir alguien tan inteligente como él, debía de ser verdad.
Siempre tuve una admiración secreta por Uno, y una enorme curiosidad por saber qué se escondían tras las puertas que daban paso a su lugar de trabajo, pero por más que me esforzaba, no conseguía que él me aceptara como su aprendiz. Me decía que las cosas que él hacía no eran para los niños, que yo me tenía que preocupar de picotear el suelo con los demás pájaros, tal y como el gran Halcón Blanco mandaba.
A pesar del evidente rechazo de mi hermano hacia mis ganas de entrar en su mundo, no sé cómo, pero un día me pidió que lo acompañara a su taller. Recuerdo ese día como si fuera ayer. Llovía muy fuerte afuera, y mi hermano llevaba días en su taller, encerrado sin siquiera salir para comer. Mis tíos estaban muy preocupados por él, pero él ni siquiera daba señales de estar vivo, nada. Hasta que uno de esos días, de la nada, se escuchó un fuerte ruido proveniente de su habitación. Todos saltamos de miedo al escuchar semejante estruendo. Luego de aquel escándalo, el silencio reinó por más de media hora. Nadie se atrevió a abrir la boca, ni siquiera yo. Después, lo primero fue el grito de Uno que me llamaba excitadamente, sí, a mí, al Bird.
Así bien, entré a su taller. Tenía una mezcla de emociones que se reflejaban claramente en mi rostro. En parte, parecía sorprendido, en otra, estúpido.
Mucha fue mi sorpresa cuando vi que Uno, mi hermano, se había transformado en un humano, sí, en uno de esos con rostro y dedos con uñas. Recuerdo haberme quedado totalmente petrificado, a penas pude moverlos párpados que no tengo.
Después de un buen rato de contemplar la extraña hazaña de mi hermano, éste por fin me habló. Me dijo varias cosas que no entendí, entre ellas que este mundo no estaba hecho para él, por lo que se iría en busca de una verdad un poco más de verdad. Me dijo que su taller quedaría totalmente en mis manos junto a todas sus investigaciones hasta la fecha. Después de hablar mucho rato más, se despidió con una de sus manos haciendo el saludo hippie y la otra el del diablo. Después movió la cabeza como los metaleros, cantó Master of Puppets de Metallica en chino mandarín, se dio una vuelta carnero y salió volando por la ventana. Cuando desapareció me di cuenta que ya habían pasado mil años, y que por la ventana se apreciaba el mundo destruído, llenó de cenizas y escombros de guerra. Pero no importa (porque como torta), porque me subí a la máquina del tiempo y regresé al momento en que mi hermano Uno se alejaba por la ventana. Entonces me pareció que el tiempo se hubiese detenido totalmente. Y era verdad. Al Gran Halcón Divino se le habían descargado las pilas de su reloj, y como mi hermano había inventado un cargador de pilas, el Gran Halcón Divino se me apareció, pero esta aparición es tema para otro día.

¿Ah?.